"Hijita: te quiero muchisimo, sos la mejor y la mas cabrona. Sos mi vida. Papa "(31/03/2006)
En ese tiempo mi viejo ya estaba total y completamente convencido de que su hija tenia un caracter un tanto complicado, por no decir de mierda.
Ariana, orgullosa, enojona, aveces desequilibrada. Sangre tana en las venas, ansiosa y con una verborragia de palabras a la primera de cambios. Vomito lo que pienso sin pensar, cuando algo hablando mal y pronto "me da por las pelotas", tendría que hablar primero, antes de decirlo al resto, pero mi parte "bélica" es impulsiva, nunca estratégica.
Agradezco que mi impulso, no retome enfrente de los demás, ese diccionario de puteadas, que en la adolescencia supe estudiar. Con modos agresivos, pero con una manera respetuosa de hablar, me dirijo a la persona que ha de desentonar, en mi rutina diaria de amor y paz, que siempre respiro con tranquilidad. No pretendo tener el control de todo, pero hacerme respetar, y esa bronca que sale de los poros, es lo que me lleva derechito al campo de batalla sin voltear. Soldado de mi ego, de mi persona y mi andar este carácter a veces no lo puedo dominar, choca con los muros y vuelve a rebotar. Y me enojo mas, cuando el oponente no es digno de batallar, cuando no me discute su verdad, no quiero una batalla ganada, me gusta pelear. Pelear mi opinion, mi fundamento, hacer conocer mi forma de pensar. Trato de no imponer, pero me vuelva sorda, por mas percepción compuesta y cuando la bomba termina de estallar. Respirar, Pensar, buscar y relajar.
Cabrona, hablando de mas, aunque mi paz sea mía, por las palabras el impulso me invita a enojarme y explotar.