jueves, 28 de julio de 2011

Confesiones arriba del tacho

Mi idea, era escribir, con un fernet con coca en la mano. Así es, como se debe de escribir verdaderos pensamientos. El fernet alegra y suelta, y no hay más que soltar la lengua para hablar de ciertas cosas… Por eso, el taxista siempre escucha largas confesiones en la parte trasera del auto y siente ese olorcito tan particular fernetero de madrugada.

Tranquilamente esto puede empezar así:

-¿Qué te pasa nena?- Voz rasposa de macho (los taxistas siempre preguntan con esa voz)

- Nada- es la respuesta con voz triste, mirando por la ventana la fría noche (también puede ser calurosa, ¿Por qué no?) pensando, maquinando la cabeza, y esa vocecita que dice: Sos una pelotuda. Y vos Autoconvencida repetís: Soy una pelotuda. (Quien mierda te va a creer que no te pasa nada, no sé.)

Paso un minuto, ese minuto que por decimocuarta vez pensas: Soy una pelotuda. Dejas de mirar la ventana (no te podes ir a ningún lado, y por más que quieras viajar más rápido, estas en la otra punta de la ciudad, Retiro y Liniers, están demasiado lejos.) Entonces al no poder irte a la mierda, lo miras al señor taxista, que sabe que en cualquier momento largas la respuesta y le decís:

- Bueno, Si me pasa- el señor te mira con cara de ya lo sabía. Y con esa liberación que da decir lo que una piensa y totalmente convencida, lo largas- Soy una pelotuda.

El taxista se acomoda en su asiento te mira por el retrovisor, te hace el gesto de “Seguí”, agarra fuerte el volante y juraría que está pensando “Esto va a estar bueno” o “Otra mas, pucha.”

-¿Sabe que pasa señor?- Y si, así empieza el próximo monologo.- Soy una pelotuda, yo mujer independiente, que me quiero hacer la superada, que pongo el celular en silencio, para no estar pendiente, para hacerme la desentendida, que lo dejo tirado por ahí, que hago de cuenta que ni lo miro, lo único que hago es esperar un puto mensaje de texto de ese infeliz con el que salí la otra noche, pero no es solo ese infeliz, también es el otro, el que me tiene que mandar un mensaje de texto para vernos, para que yo, que soy TAN superada, le diga que no. Si, lo uso. Como a mí me uso el boludo de mi ex, que obviamente, no era mi ex novio, si no mi ex algo, porque era poco decirle chongo y mucho decirle novio. Que después de dejarme plantada por octava vez consecutiva, me dijo, “la verdad, vos no me interesas”. Y explíqueme Señor, ¿Cómo hago yo, para subir mi autoestima? (No le vas a dar tiempo a que te responda, simplemente seguís.) Lógica pura, salir con otro. Salgo con el otro, divino, simpático y sonriente, la antítesis del gil que me dejo plantada, pero no es lo que yo busco, encima no me responde los mensajes de texto. Sabe señor, que es lo peor, que son del mismo signo, que mierda me importa a mí, conocer a todos los boludos del mismo signo, pero claro siempre caigo en la misma, y la revista me lo advirtió: “Conquistadores natos”. Te tratan mal, te conquistan mejor. (Respiras profundo y seguís) Yo no busco eso, no sé qué mierda busco. Pero eso no.

El señor se da vuelta, te mira y te dice: “Ya llegamos, Nena no te hagas tanto problema por los demás, preocúpate por vos. “

Lo miras y le decís:”Señor tiene razón.”

Le pagas lo que le tenes que pagar y te bajas. Sos un zombie entrando a tu casa, semejante monologo necesita una buena dosis de energía, te sentas en la cama, te sacas las botas, te tiras panza arriba. Te ametrallas la cabeza a pensamientos.

Nada mejor que un buen consejo de taxista: “Preocúpate por vos”. Mejor dicho, antes de salir con otra persona, pegarte una revolcada con otra persona, o simplemente buscar otra persona, sea el pelotudo que sea. Ocúpate de vos, no está mal exagerar las cosas, si necesitas exagerarlas, HACELO, deja de hacerte la superada teórica, la practica todo lo delata. Y es el día que te morís de ganas que alguien te bese y te abrace, aunque sea una vez por semana, que te genere eso de mirarte al espejo y pensar “Que buena que estoy”. Ese alguien, no está, y está bien que no este, porque es el mismo alguien que te hizo putear, enojarte, llorar. Aunque lo extrañes igual, no vale la pena ir a buscarlo. Ahora tenes la posibilidad increíble, inigualable, de volver a comerte el cuento de la mujer independiente, pero de verdad, de armarte y desarmarte a tu forma, de vestirte de la manera que quieras, y si hoy tenes ganas de ponerte el bombachon de la abuela porque te hace sentir mas cómoda, que esa tanga de mierda que te compraste pensando él, HACELO! Es tu momento, de tirar el celular a la mierda, de llorar, enojarte y patalear, pero principalmente, de ser vos misma, como lo hiciste siempre, pero aprendiendo a valorar lo que haces y de enamorarte de la vida, otra vez.

lunes, 25 de julio de 2011

Asfixias y mañas.

Hoy una chica de muchos rulos, escribe. Mis trenzas rastas, ya son bucles sueltos a su suerte. Y el rodete desordenado, esta más desordenado que de costumbre. Lluvia y mucho mas, desde hace una semana tome la costumbre de empaparme bajo ella. El motivo de hoy fue por la falta de espacio. Prefiero compartir una caminata bajo la lluvia, antes de compartir un paraguas.

Me gusta caminar sueltita y rápido, escuchando música y cantando, pasear sin hablar o hablando con palabras bonitas. Eso se llama caminar. Diferente es cuando nos trasladamos de un lado al otro a pata.

Hoy estaba caminado con una persona que se estaba trasladando, y le agregue a mi sentimiento de asfixia, uno más: No puedo compartir paraguas, me acerca demasiado a la otra persona y la lluvia me llega igual, las personas extremistas, o nos empapamos o nos quedamos secas, nada de mojarse a medias.

Si uno más. Todos tenemos nuestras mañas, posiblemente para mi vida en sociedad, las mias sean un poco molestas. Mi persona independientemente caprichosa y egoísta, sufre de asfixia. Cada vez que como al lado de alguien, necesito por lo menos 20 centímetros de distancia, no tengo miedo de que me robe la comida, ni peleo como un perro por un raviol. Pero no puedo comer, si no estoy cómoda y para eso el vecino de plato tiene que tener cierta distancia. Ojo, si me invitan a comer me comporto, aunque teniendo en cuenta esto la persona que lo haga piense en una mesa de pin-pong antes de comer, juro que voy a ser mas simpática que nunca. Hasta lavo los platos, en ese caso.

Sufro de asfixia en verano, cuando por algún accidente imprevisto alguien me rosa transpirado, o mantiene contacto con mi piel. No en todos los momentos, solo cuando me viene de sorpresa y no lo espero. En los colectivos, cada vez que quedo del lado del pasillo y alguien se para al lado mío, me siento rodeada… En el caso de la ventanilla no hay problema, todavía cuento con algún residuo de instinto suicida que me habilita a tirarme por la ventana en caso de que las cosas se pongan espacialmente ocupacionales.

Sufro de asfixia con algunas personas, no puedo estar más de dos días seguidos, sin tener un tiempo para mi, esto significa, aunque usted no lo crea, cerrar la boca y no hablar de nada y escuchar el silencio o el ruido externo a mi o porque no el interno a mí, esto incluye el ruido del estomago que no pudo comer en la mesa de un metro. En los exámenes, me cuesta mucho concentrarme cuando la persona que tengo al lado me codea, se mueve mucho o me toca el codo, ya me alcanza con mi letra fea, mi forma zurda de escribir, siendo diestra y mis números raros, como para no poderme concentrar.

Y ni hablar las asfixias que crecen con el tiempo. Antes resistía los boliches repletos de gente, ahora necesito mi espacio y mis tiempos, si no, mi codo se vuelve de patova, cada vez que me pisan con esos súper suecos de 40 centímetros de altura. El subte que tanto lo preciso desde hace dos años, es un arma mortal ¿es necesario que te descompongas entre Tribunales y Callao a las 6 de la tarde cuando todos re podridos del día queremos pisar nuestros destinos? Retrasamos la llegada y como el dicho “una manzana podrida, pudre a las demás” una cara enculada, encula a las demás.

Soy maniática, el desorden no me molesta, pero la cama o está muy hecha o está muy deshecha, y si el pelo lo siento feo, a la ducha (si es necesario dos o tres veces por día, no importa), pasta de dientes y manos limpias, lentes de contactos, aunque los ojos se hinchen y un vasito de coca o jugo de naranja antes de dormir. Todos tenemos mañas y que más da. Aprender a vivir con ellas, antes de explotar.

sábado, 23 de julio de 2011

Es difícil buscar otra piel,

Cuando todavía siento la resaca de tus besos,

De nada sirve escaparle al tiempo,

Ni jugar con el orgullo que me quema los sesos.

Tengo miedo y la ternura me la guardo para los cuentos.

La transparencia se fue con el viento,

Y me cuesta brillar para otro sol,

Y me cuesta brillar para mi sol.

Tengo miedo a desarmar esta manera incompleta de ser.

No todo orden tiene coherencia,

Ni todo impulso despega,

Y el pasado solo es una resistencia,

A este presente de locura y asperezas,

Quiero ser yo, más allá de vos,

Quiero las carcajadas y las rarezas,

La alegría enfrascada en ojos negros.

Dejar esta armadura colgada en el perchero,

Y el alma libre para el vuelo.

jueves, 14 de julio de 2011

Entre vueltas


Entre lo que pienso. Entre lo que vivo. Entre lo que bailo y respiro. Me vi envuelta de vueltas, lo que dicen lo que digo. Lo que veo y lo que escribo. No hay mucho sentido. Y cuanto que esta reprimido.

Derepente un espacio es bienvenido, y una etapa de suspiro, se transformo por esa mezcla de ficción y olvido en realidades mas reales en viento despierto y besos de suicidio.

Algo parecido a crecer. A creer. A tocar. A reventar. A buscar. A dejar de soñar, para extrañar soñar. A dejar de escribir para buscar vivir.

Mujer envuelta de vueltas. Caminando los primeros pasos después de un torbellino de ideas y sentimientos, de zapatos y pasos. De perfumes y sabanas. De miradas. De ser, mas que el crecer, de querer ser mas que el ser, de querer escapar a la mirada de los demás, de querer vivir la pasión mas allá de caminar.

Dejar de querer. Empezar a andar. Y perderse en el camino al caminar, que no importa la cantidad de vueltas si siempre llegamos a algún lugar, solo por la magia de respirar…