Hoy una chica de muchos rulos, escribe. Mis trenzas rastas, ya son bucles sueltos a su suerte. Y el rodete desordenado, esta más desordenado que de costumbre. Lluvia y mucho mas, desde hace una semana tome la costumbre de empaparme bajo ella. El motivo de hoy fue por la falta de espacio. Prefiero compartir una caminata bajo la lluvia, antes de compartir un paraguas.
Me gusta caminar sueltita y rápido, escuchando música y cantando, pasear sin hablar o hablando con palabras bonitas. Eso se llama caminar. Diferente es cuando nos trasladamos de un lado al otro a pata.
Hoy estaba caminado con una persona que se estaba trasladando, y le agregue a mi sentimiento de asfixia, uno más: No puedo compartir paraguas, me acerca demasiado a la otra persona y la lluvia me llega igual, las personas extremistas, o nos empapamos o nos quedamos secas, nada de mojarse a medias.
Si uno más. Todos tenemos nuestras mañas, posiblemente para mi vida en sociedad, las mias sean un poco molestas. Mi persona independientemente caprichosa y egoísta, sufre de asfixia. Cada vez que como al lado de alguien, necesito por lo menos 20 centímetros de distancia, no tengo miedo de que me robe la comida, ni peleo como un perro por un raviol. Pero no puedo comer, si no estoy cómoda y para eso el vecino de plato tiene que tener cierta distancia. Ojo, si me invitan a comer me comporto, aunque teniendo en cuenta esto la persona que lo haga piense en una mesa de pin-pong antes de comer, juro que voy a ser mas simpática que nunca. Hasta lavo los platos, en ese caso.
Sufro de asfixia en verano, cuando por algún accidente imprevisto alguien me rosa transpirado, o mantiene contacto con mi piel. No en todos los momentos, solo cuando me viene de sorpresa y no lo espero. En los colectivos, cada vez que quedo del lado del pasillo y alguien se para al lado mío, me siento rodeada… En el caso de la ventanilla no hay problema, todavía cuento con algún residuo de instinto suicida que me habilita a tirarme por la ventana en caso de que las cosas se pongan espacialmente ocupacionales.
Sufro de asfixia con algunas personas, no puedo estar más de dos días seguidos, sin tener un tiempo para mi, esto significa, aunque usted no lo crea, cerrar la boca y no hablar de nada y escuchar el silencio o el ruido externo a mi o porque no el interno a mí, esto incluye el ruido del estomago que no pudo comer en la mesa de un metro. En los exámenes, me cuesta mucho concentrarme cuando la persona que tengo al lado me codea, se mueve mucho o me toca el codo, ya me alcanza con mi letra fea, mi forma zurda de escribir, siendo diestra y mis números raros, como para no poderme concentrar.
Y ni hablar las asfixias que crecen con el tiempo. Antes resistía los boliches repletos de gente, ahora necesito mi espacio y mis tiempos, si no, mi codo se vuelve de patova, cada vez que me pisan con esos súper suecos de 40 centímetros de altura. El subte que tanto lo preciso desde hace dos años, es un arma mortal ¿es necesario que te descompongas entre Tribunales y Callao a las 6 de la tarde cuando todos re podridos del día queremos pisar nuestros destinos? Retrasamos la llegada y como el dicho “una manzana podrida, pudre a las demás” una cara enculada, encula a las demás.
Soy maniática, el desorden no me molesta, pero la cama o está muy hecha o está muy deshecha, y si el pelo lo siento feo, a la ducha (si es necesario dos o tres veces por día, no importa), pasta de dientes y manos limpias, lentes de contactos, aunque los ojos se hinchen y un vasito de coca o jugo de naranja antes de dormir. Todos tenemos mañas y que más da. Aprender a vivir con ellas, antes de explotar.
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