“Cada palabra tiene su significado pero ninguna de ellas tiene su tiempo, porque depende de uno darle la suficiente importancia para hacerlas eternas o pasarlas desapercibidas y que solo duren segundo. Las palabras son tan cambiantes y libres como el dueño de ellas quiera. Por mi parte mis palabras son libres del tiempo, son " Palabras sin tiempo" porque yo las manejo, las modifico y las acomodo como quiero, para que ellas expresen mejor que yo lo que siento... "
jueves, 29 de diciembre de 2011
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Reflexiones de una miope.
Mis genes me hacen ver las cosas de otra manera, con muchos colores y pocos contornos. Sin tanta poesía, Miope, mi relación con los lentes fueron cambiando, hasta que en algún momento llegaron los maravillosos y adictivos lentes de contacto, hoy pensaba que no podía vivir sin ellos a la mañana, cuando al lente mágicamente le faltaba una parte, me puse uno sucio y al roto lo deje en casa.
Así salí a enfrentar la mañana y el mediodía, miope de un lado, sucia del otro. Me las ingenie bastante bien. Pero a la tarde llego ese momento, el que ningún miope falsamente recuperado quiere vivir, salir a la calle sin lentes, en busca de unos nuevos.
Ese pasaje entre lo viejo, y lo nuevo, que genera, algo raro. Me mire mi mano, sin lentes era enorme y la podía ver clara, distinta a lo demás. Podría cruzarme a la persona mas querida y creo que hasta que no la viera a los ojos, juraría que nunca la había visto, podría pasar colectivos de diferentes líneas y pensar que eran camiones, asi que decidi tomar la ruta conocida, subir al subte y dejar que me lleve, ( desde hace un tiempo, solo viajo mirando para adelante, me di cuenta que era inútil viajar mirando hacia atrás, quería avanzar, ir de espaldas, no era la mejor manera, si estoy incomoda a lo sumo, voy de costado, para atrás, ya no.)
Cuando baje del subte , no sabia donde estaba, son esos segundos que te perdes en tu propio barrio, fantástico, nada de lo que crees pensado, te va a dar cien por ciento resultado, nunca pensé que me iba a perder en esa esquina, por dos segundos, no supe para donde ir, mas allá de saber el lugar donde me dirigía.
Entre a la óptica, todo normal, enseguida afuera con unos magnifico y adictivos lentes de contactos nuevos. Nunca voy a olvidar la fascinación con la que salí de la óptica la primera vez que me los puse, esa felicidad desarrollo una habilidad nata de práctica en usarlos.
Y ahí estaba de nuevo yo, con mis lentes, veía, y me empecé a preguntar, que fácil seria cambiar la visión de varias personas con un lente de contacto mental, podrían ver la realidad distinta ¿no? Quizás hasta podrían ver la realidad que uno quieren que vean, dominio de visión, podríamos ver todos la misma película, o mejor el mismo enfoque.
Sin embargo, quien soy yo para pensar en lentes mentales, cuando no acepto mi visión fallada, y cada vez que la uso, descubro cosas terribles y cosas fantásticas, como que para mis ojos yo no estoy tan sumergida en la rutina y me veo más clara, al igual que el único motivo de reconocer alguien que queres es mirarlo directo a los ojos. Es fantástico, tanto que me da miedo aceptarlos aunque sea un par de horas, prefiero mirar bien y estar al tanto del resto.
Por otra parte, no sé qué tan bueno estaría que en este mundo viéramos todos igual, las dilogías, las luchas, las opiniones, el amor, la esperanza de un cambio, se vería reducido a algo casi fantasioso, creo que las utopías no pueden existir, ni deben de existir, porque lo más humano, imaginar, idealizar, creer, buscar y sobretodos las cosas la curiosidad de lo distinto se perdería, y para mí, el amor y la curiosidad nos mueven en este mundo. Que nunca debe de dejar de moverse, de cambiarse y de mirarse de la mayor cantidad de formas y puntos posibles.
viernes, 2 de diciembre de 2011
De repente me encuentro con ese maldito instinto, de atar palabras en esperanza de que marquen el camino a un choque de ambos, de esos casuales intencionales, que te devuelven el aliento, escribo para darme el gusto esquivar las ganas, para resaltar el orgullo, para no caer en un acto fallido, una trama repetida. Sensación, de querer escribir una hoja nueva en un lugar donde solo hubo una oración. Y hay algo que te distingue de los otros, quizás la pasión, o mi maldita disponibilidad para actuar sin conocer, ni plantear papeles, la improvisación no es mala, y la llevamos bien, hasta la hora de subir al escenario y estrenar el cartel. No me gustan las despedidas, quizás por eso insisto, con este instinto de una revancha a la primera partida, de buscar otro resultado no reprimido. No dejo momentos intensos, guardados y sin abrigo. Hasta que siga esta lucha sin paz entre el orgullo y las ganas de descifrar besos a oscuras. Me veo enganchando palabras, revolviendo y como si fuera magia, descifro el camino más complicado, para desatar lo que fue, para jugar una revancha, para suspirar lo que no dije, para encontrarte y perder.
Ahora entiendo... porque costaba tanto... no era poesia.. era solo eso...