A veces callo las cosas, no porque sea reservada pero odio los dedos apuntando a uno, recordándote constantemente lo que hiciste mal y nunca lo que hiciste bien.
Hay momentos que parece que siempre hiciste todo mal, que te estas recuperando de algo pero sin embargo se encargan de poner enfrente de tus ojos esas cosas que por tu bien quisiste olvidar. Yo no lloro, no porque no pueda, si no porque no quiero, mi orgullo me impide darle tanta importancia a los que me hicieron mal para dedicarle un lágrima.
Esta bien, no soy perfecta, estoy aprendiendo, pero no creo importante que una y otra vez te muestren el pasado incompleto, que si bien esta cerrado, por alguna razón queda algo que cada tanto late para decirte “soy una cicatriz, estoy acá”, y yo pienso, se que estas ahí, se que perdí una oportunidad, pero no me considero la única culpable por eso, tampoco me lavo las manos, pero no voy a mirar a esa cicatriz eternamente como una secuela que voy a cargar por los próximos años, la miro como algo que no se dio. Y me voy a lastimar todas las veces que sean necesarias, para aprender y entender.
Cada amor no es mayor o menor a otro, solo distinto, cada uno se vive a su manera.
Las cicatriz esta pero no como una herida de guerra, sino como un paso adelante, que me sirvió para entender que cuando uno vence ese miedo interno un poco de sus sueños se hace realidad, y las cosas pueden salir como esperaban o no, pero lo intento.
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