martes, 2 de junio de 2009

El Bunker










Cuando era chica, mi familia me decía que mi cuarto era una especie de bunker, donde siempre se tenía que cerrar la puerta al entrar y del que yo no salía si no era para comer, para mi era un refugio, me gustaba pasar horas metida en la cama en invierno, dibujando o me tiraba cuerpo a tierra con la tele prendida a hacer los deberes que necesitaba para el día siguiente.
Seria un bunker, pero “mi bunker”, donde todo lo que pasaba dentro de esas cuatro paredes a veces me afectaba más que lo que pasaba afuera. Son etapas que uno pasa, por suerte, porque además de perderme los días soleados y de no tener la iniciativa de llamar a mis amigas para salir, me la pasaba adentro de una habitación con tres puertas cerradas, sin ventanas y con el típico olor a pata que tiene los preadolescentes, no era saludable.
En ese momento, donde me buscaba, donde tenia miedo de lo que pasara el año siguiente cuando empezara el secundario, tenia la idea de crecer con las mismas cosas que siempre habían estado conmigo, era una forma de crear una identidad y aferrarme a ella.

Soy una semi-desocupada laboral, y cada vez que me preguntan “¿Que estudias?” mi respuesta es “No estudio, empiezo en Agosto, pero no porque yo lo decidiera”. Por lo tanto en estos últimos meses me convertí en una persona joven con un tiempo disponible parecido al de un jubilado. Duermo hasta tarde, eso siempre lo quise hacer y recién después de cumplir con mis obligaciones escolares lo logre, no digo que este bien pero es una deuda por cada mañana que me desperté temprano. Y en todo ese tiempo libre, que lo tengo para mí y para uno que otro favor medio artístico o de cadeteria que me piden, me acostumbre a esta libertad de responsabilidades, un poco agobiante a decir verdad, pero sé que nunca mas la voy a tener.
En estos días que son muy distintos a los que tuve antes, “Mi bunker” ya no es mi pieza, no me siento refugiada en ese cuarto que tiene mas cosas mías que cualquier lugar del mundo, mis fotos, mis dibujos, mis poemas, mi imaginación y toda idea que de alguna manera busque expresar. Mi refugio esta afuera de esta casa, pero dentro de mi cabeza, quizás mi refugio es compartir momentos con la gente que quiero, y conmigo, salir y caminar unas pocas cuadras, pero salir de acá dentro, salir un poco de mi lugar, respirar aire y dejar que el sol me de en la cara. Es un refugio, sin olor a pata, sin mantas de invierno, ni puerta cerradas, pero cuanto mas me despegue de la rutina de mi casa, mas libre me siento, es un soledad placentera, pensar, y buscar una identidad que no este basada en el pasado y en el miedo a crecer, sino al futuro y las ganas de seguir creciendo.

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