sábado, 13 de junio de 2009

Reproches.

El cielo azul, el sol sobre la gorra, y el rió corriendo al lado de las ruedas de la bicicleta, increíble día, en un magnifico lugar. De repente, como un despertador un auto plateado se acerca despacio, era una pareja, la mujer le decía algo al hombre, mientras el hombre me preguntaba como salir a la ruta, le explique lo poco que sabia y la mujer ofendida porque el hombre no la había escuchado le reprocho “Yo lo dije, no es de acá”.
En ese momento, ese reproche dentro de todo ese lugar me parecía absurdo, no entraba, pero cuando hay desacuerdos un reproche pasa cualquier límite de paz para hacerse notar.
No solo la relación que uno tiene con su pareja es lo que causa reproches, mi abuela y mi abuelo, son el ejemplo de que aun el amor mas sano tiene reproches, ella no vive sin él, ni él sin ella, pero siempre alguna queja disfrazada de recuerdo mi abuela tira como una bomba “Si porque antes me llevabas a tal lado” “Si porque cuando salías podíamos ir a tal lugar”. Reproches.
Todo vinculo es capaz de general reproches, madre e hijos, “Vos no me dejaste ir hace unas semanas a ese boliche” a la inversa “Vos no me escuchaste cuando te dije que no vayas a tal lugar e hiciste lo que quisiste”. Una moneda puede tener dos lados bastante marcados cuando hablamos de los desacuerdos que se generan cuando ambas personas tienen ideas distintas de una sola cosa. Aunque sea mas raro, en la amistad también existen los reproches, “Si yo hice tal cosa porque quería ayudarte”, “Vos no hiciste tal cosa para ayudarme”, no generan discusiones pero basta con un altibajo emocional o un mal día, para que las cosas que hicimos o las que no hicimos salgan aflote.
No lo hacemos conciente y podemos hablar de hace años, pero siempre hay algo de la otra persona que nos molesto y sale sin aviso. Así es como algo mínimo lo transformamos en enorme cuando se trata de pasar factura. Los reproches son producto de cosas que no dijimos, o que no escuchamos, es lo que callamos o nuestros oídos silencian inconscientemente.
Mi cable a tierra me enseño que la mejor manera de evitar los reproches es decir las cosas cuando nos molestan, o plantear nuestro punto de vista, ojo, eso no evita que ella y yo tengas discusiones de madre e hija., pero gracias a ese consejo aprendí a ahorrarme los reproches, a escuchar y pensar, que no siempre tengo la razón y que a veces los dos lados son igual de ciertos, sin importar cuanto orgullo haya en el medio, ni que tan fuerte nos aferremos a nuestras razones, no todos van a ver de la misma manera lo que para nosotros es algo entendible.

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